jueves, 8 de noviembre de 2007

Puñados de arena

No estaba la constancia entre sus múltiples virtudes y apesar de encender muchas velas raramente evitaba que el viento volviera a extinguir su llama. Era bueno, y de eso nadie tiene duda, bueno desafiando cualquier novedad que la vida pudiera ofrecerle y gustaba de probarlo todo para enriquecerse como sujeto. Era una unidad perfecta. Llena y vacía al tiempo. Lo justo para poder seguir atiborrandose de las mutaciones de la vida. Una crisalida repleta de alevillas imperecederas...
Y con su melena de duna y sus palabras etéreas, que marcaban la linea de la marea en la costa, conquistaba tanto almas como entrañas. Espadachín de causas perdidas, mataba dragones mientras dormía. Y seguía adelante en su caminar con un sin ti por bandera que ondeaba siempre a lo lejos...









Al fin y al cabo le admiro...

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