Todo broncas y peleas, parece que hacerse mayor implica una lucha constante con los progenitores. Peleas por un horario decente de salidas, derecho a un trabajo, derecho a mal vestir como a ti te guste. Poder juntarte con tus malas amistades favoritas...defender que no es egoísta, si no ley de vida. No voy a ser tu, para eso ya existes tu. La libertad de ser uno mismo, agota. Y mientras tanto, me hundo, y poco a poco voy dandome cuenta de que nada merece la pena. El mismo paisaje desolado.
Y solo me preocupo por lo que clama mi entrepierna, atención a voz en grito. Intento acallarla. Nada.
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