viernes, 15 de junio de 2007

Inmaculado

Ante la hoja desnuda al filo de la madrugada me siento de nuevo a intentar derramar húmedas letras del vacío de mi lengua. No sale nada. Quizás no estemos en igualdad de condiciones. Y empezando por el jersey y liberándome finalmente de los calcetines coloco de nuevo el trasero sobre el cuero rojo del vientre de tortura con ruedas, posando las yemas sobre las mugrientas teclas, suspiro, y tecleo lento.
Un hoy y un ayer insípidos y algunas pequeñas hazañas que de tan pequeñas, tan pequeñas, no se leen las letras que las narran ni se escuchan los gritos del que las proclama.
Zapatos altos de tacón, no puedo si no caminar por el techo de los sueños sin dueño, ni buscar en el mar de las sonrisas el torrente templado de tu risa. Deliro y fallezco. Ensombrezco y despierto. Resucitar a cada paso y volar sin poder nunca tocar el cielo...y al final me canso y descanso a la orilla del camino que algún día un buen desaprensivo rotulo con mi apellido.
Después del primer acelerón me calmo, puedes desvariar, la hoja mejora. Ahora ya luce ropa interior...color carne, tipo faja, sin aros y sin relleno.... pero al menos no pasará tanto frío. Al menos no pasará tanto frío como tu, querrás decir. Y me estremezco de nuevo. Ultimamente duele todo demasiado. Quizás caminas excesivamente desnuda por la vida...un frío armazón te vendría tan bien de vez en cuando... ¿Tendrán que escribírmelo, para que sea efectiva? Observo impaciente el trozo aun inmaculado de letras...pero mis atenciones hacia el folio distan mucho de ser recíprocas, pienso, suspiro, supongo que lloro y...
¡La hoja me reclama! Si, lo se, soy una egocéntrica.
Y del monologo, al narrador y del narrador al dialogo.
Mejor hacer mutis por el foro.




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