lunes, 24 de diciembre de 2007

Cuento de navidad

Cuando la originalidad escasea...
Algo peor que la muerte no era un niño como los demás. Acudía a clase con regularidad y afanoso nunca dejaba ninguna tarea sin terminar. Sus notas brillantes y sus compañeros, igual pero de otra forma peores que la muerte, fueron poco a poco intuyendo lo que el ya sabia, estaba destinado a algo grande, muy grande.
A medida que la graduación se acercaba, los nervios por decidir cual seria el futuro que llevaría cada uno empezaban a ponerles a todos nerviosos...recuerda, solo puedes elegir uno. Algo peor que la muerte sabía que debía apuntar alto, y durante las clases de historia en las que se hacía un repaso de todo lo peor que la muerte que había asolado a la humanidad, se soñaba como energía nuclear con sus fetos amorfos y sus cánceres insospechados. Unos días después pensó en accidentes de trafico...y cuando fueron hacer la excursión de fin de curso por el mundo, ya casi tenia decidido que se escondería en las mareas para romper la medula de algunos incautos.
El aire del mundo era ligero y la contaminación (¡que ser mas famoso!) lo había impregnado todo, pasearon por el campo, visitaron pantanos, volaron por los aires de muchos países, y finalmente, lo que tanto deseaba, una ciudad. Conocer a los humanos. O eso pensaba..por que a cada palabra que intentaba cruzar con alguno solo recibía un - No tengo tiempo- o un grito entrecortado de aquellos que podían reconocerle. Vio a lo humanos juntos, unidos la mayoría alegres en sus manadas. y entonces una bombilla ilumino su mente....
Después de recibir su diploma, lo enrollo y mientras se lo introducía lentamente por la garganta empezó a desacerse en millones de fragmentos y habitar en la mente de los hombres.
Desde entonces le llaman soledad.






Así que ya sabes...felicita a algo peor que la muerte. Esta aquí, ahora, contigo.

Feliz Navidad.

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