viernes, 12 de octubre de 2007

Recuerdo

Es curioso como funciona la memoria, podemos olvidar completamente donde dejamos las llaves, el segundo nombre de alguno de nuestros mejores amigos o las fotocopias que tenías que hacer para el día siguiente; podemos olvidar una dirección, un piso, un nombre, una mascota, pero recordar vividamente un buen trasero. Y así la retentiva nos torea...con su archivador repleto de caricias perversas y mal pensadas que esperan anhelantes hacer acto de presencia, así sin más, como una exalacion. Y nos sorprendemos cuando bajo el paso incesante del tiempo estas pinceladas de recuerdo van ocultándose y sumiendose, junto a sus ganas de regreso, en un oscuro agujero. Creemos que olvidamos, pero es un olvido consciente y siempre reaparecen para garabatearnos unos húmedos y lubricados sueños. Al despertar de nuevo olvido prudente, y recuerdo indecente que enterrar.
Por eso cuando el otro día un trasero que pensé olvidado regreso a mi presente, y mi memoria se hizo cargo de recordarme viejas andanzas, me creí soñando. Pellizcame!

Entre como siempre en el oscuro antro jevorro que desemboca en la albufera , más de lo mismo en un viernes aderezado en alcohol y servido sin guarnición. Lo único diferente, la buena compañía. Callada y risueña buscaba algo que saciara la sed que arrastraba desde que se decidió luchar contra la rutina y asestarle un golpe mortal, de necesidad, al aburrimiento. Había dejado a su novio. Un chupito para terminar de matar los prejuicios...quizás dos. Sal por el cuerpo y exprimirle el jugo al limón nos fue animando. Si no es alguno de ellos bien podría ser yo. Y después de aquel chupito intentamos bailar pero la vorágine de cuerpos fueron separándonos cada vez más y mientras uno me preguntaba mi nombre y otro mi teléfono me sorprendí mirando su ausencia. Entre la aspera nube de humo y sudor atine a verla charlando divertida con un buen mozo que sin duda, ese día, se llamaba suerte. Sola, perdida, entretenida y aburrida al tiempo cabriole un rato en el caos de la pista y de repente....Zas! Una bofetada memoril. E irracional me lance a paladear vetustas mieles que en un pasado no llegue a disfrutar plenamente (salvando lubricados encuentros oníricos). Su sexo solitario no se hizo de rogar cuando, después de un seco saludo, palpe el pandero que tantas ganas tenia de palpar y mi saliva dádiva invadió su boca regalandole a mi mente millones de nuevos recuerdos con los que abofetearme. Peludo y grande...como a ti te gustan ¿ya lo habías olvidado? Y mientras descubría su cuerpo y la sed lasciva se apoderaba de mi...mi compañía volvió, y me arrastro de aquel lugar. No había logrado librarse del aburrimiento y lo echaba en falta...
El material con el que construía los sueños se resiste a regresar a su lugar en el olvido...No hago vida de mi.





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